Pasaron varios meses desde que tu último recuerdo se anidó en mi memoria. En un santiamén regresaste, te recostaste en las cuencas de mis mejillas y erizaste la piel que me envuelve como en aquellos días cuando la felicidad desbordaba mi existencia. Por unos segundos acaricié de nuevo esa paz que traías contigo.
Y así como llegaste, de pronto recordé que ahora estás lejos.
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