Sin pensarlo dos veces decidí sacudirme las telarañas gráficas que me envolvían y entré a esa construcción hecha con fines comerciales. Sin embargo fue inútil, aquellas telarañas se duplicaban conforme mi caminar, trayendo veloces imágenes que se congelaban en la localización de cada uno de los establecimientos que solían estar ahí, y que depués de varios años, han cambiado su lugar residencial.
Cada paso formaba una nueva sonrisa, cada sonrisa formaba una nueva imagen, y cada imagen se tornaba más agridulce que la anterior. Fue en este momento cuando llegó una sonrisa y una imagen en particular que me hizo exhalar un suspiro estruondoso, fue justamente la imagen que desencadenó una serie de memorias que terminaron siendo un poco amargas.
Justo en la intersección de los corredores de tiendas de ropa, de mascotas, zapatos, curiosidades y demás y la zona de alimentos. Justo en el vértice de esa intersección lejana se encontraba un local de café acompañado de unas sillas y mesas altas donde, en esos ayeres, se postraban las siluetas de dos adolescentes; jovencitas que cual uña y mugre, tuvieron su época de metamorfósis y que jamás se les veía separadas en los lugares concurridos.
Al ritmo del suspiro estruondoso, un dolor abdominal y los escalofríos regresaron, le acompañó una pesadez en los párpados, media sonrisa y un ligero movimiento de cabeza, como queriendo desvanecer el recuerdo.
Decidí continuar mi recorrido, doblé sobre el corredor hacia la izquierda y unos metros después, mi mirada se devió hacia un local rosa con ciertos objetos estimulantes, sí, era una tienda "exclusiva" para adultos, seguramente menores de edad ya han entrado, no me sorprendería. Sin pensarlo dos veces, mis ojos regresaron la mirada hacia el frente visualizando dos locales en específico. Esta vez no sólo llegaron escalofríos y cosquilleos, al compás del caminar dos recuerdos se clavaron fijamente en mi mente.
Continuando con el desahogo...
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